El yodo es un elemento químico fundamental para el
correcto funcionamiento de la glándula tiroidea. Gracias a él se realiza la
síntesis de las hormonas tiroideas.
La principal fuente de yodo de nuestro
organismo es la ingesta de alimentos y se estima que tras la ingesta de yodo se
alcanza la concentración máxima pasadas dos horas. La cantidad mínima que
debemos consumir diariamente es de unos 200 microgramos.
Una vez ingerido se absorbe en el intestino delgado
proximal. Cuando pasa al torrente circulatorio el yodo es captado por
diferentes órganos: riñón, glándula tiroides, estómago, glándulas salivares.
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